La comedia musical bastante melodramática y entretenida de Bill Condon no logra lo que más necesita: nos conmueve mucho.
Este es un problema del tamaño de una roca dado cómo historia contada a menudo La tierna relación entre un homosexual romántico enamorado del cine y un rebelde político idealista en una celda húmeda y húmeda ha seguido conmoviendo a generaciones durante décadas.
Al final deberíamos ser un maldito desastre. Eso simplemente no sucede aquí.
Como algunos saben, “Kiss” se originó como una novela, se llevó al cine en 1985, protagonizada por Raúl Julia y William Hurt (quien ganó un Oscar por su actuación críticamente criticada), y finalmente recibió el gran tratamiento de Broadway, como suele suceder. La versión de Condon arroja un poco de todo a la mezcla y domina el impacto emocional.
Hay que reconocer el mérito de la película, algunos enérgicos números musicales de la vieja escuela se visualizan en atrevidos momentos en tecnicolor y recuerdan inteligentemente las grandes películas musicales de antaño. Pero algunos de los números muy bien montados son los responsables de crear esta mezcla de aceite y vinagre. Sí, están destinados a crear un marcado contraste, pero aquí hay consecuencias no deseadas cuando dos mundos radicalmente opuestos chocan: el íntimo ambientado en una sombría prisión argentina de 1975 y la grandiosa fantasía cinematográfica, un escape para cualquiera que sufra en un mundo real que no te quiere allí. En lugar de complementarse, están en guerra entre sí, alejándonos justo cuando empezamos a comprender.
El resultado es que queremos volver a la celda de la prisión para observar, y sí sentir más, la conexión íntima entre el peluquero queer Luis Molina (el recién llegado Tonatiuh) y el preso político Valentín Arregui (Diego Luna, en un giro desgarrador).
Tonatiuh se adueña de la pantalla cada vez que aparece en ella e incluso logra seguir el ritmo de Jennifer López. Esta no es una hazaña pequeña. La diva voluble lo da todo como la sirena de la pantalla que Molina venera y aspira a convertirse, pero su actuación, aunque excelente, no tiene exactamente matices. Ni debería serlo. La interpretación de Tonatiuh es compleja y rica y evita clichés y exageraciones. Es una belleza. Son Molina desafía los estereotipos, pero se enfrenta a un callejón sin salida en prisión y al espectro de un desagradable mundo exterior que quiere confinar y excluir a cualquiera que sea queer o diferente.
Valentín es rebelde y quiere derrocar al gobierno autoritario que asfixia a tanta gente. Primero descarta a su nuevo compañero de celda, Molina, por considerarlo intrascendente, incluso de mal gusto. Con el tiempo, el poco romántico Valentín disfruta la oportunidad de escuchar a Molina resumir una trama romántica tonta y de gran corazón de un musical protagonizado por su ídola Ingrid Luna (López).
Aunque las canciones de John Kander y Fred Ebb hacen avanzar la trama, ninguna es realmente memorable. Las notas altas aquí provienen del reparto, en particular de Tonatiuh, quien le da a “El beso de la mujer araña” la emoción y el alma que a menudo le faltan en otros lugares.
Póngase en contacto con Randy Myers en soisrandy@gmail.com.
“EL BESO DE LA MUJER ARAÑA”
2½ estrellas de 4
Adaptado por Bill Condon del musical de Terrence McNally, John Kander y Fred Ebb, basado en la novela de 1976 de Manuel Puig.
Clasificación: R (lenguaje, contenido sexual, algo de violencia)
Elenco: Diego Luna, Tonatiuh, Jennifer López
Director: Bill Condón
Tiempo de funcionamiento: 2 horas y 8 minutos
Cuando y donde: Estrenada el 10 de octubre en cines.
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