MILÁN – Los expertos dicen que los países occidentales que luchan por contrarrestar las crecientes amenazas aéreas deberían ir más allá de acumular contramedidas y adoptar el modelo ucraniano de guerra con aviones no tripulados, más rápido, más barato y probado.
En el Foro de Seguridad de Varsovia, celebrado en la capital polaca los días 29 y 30 de septiembre, el presidente ucraniano Volodymyr Zelensky propuso a sus socios de la OTAN construir un “escudo común verdaderamente confiable” contra las amenazas aéreas rusas, diciendo que estaba dispuesto a dar consejos.
Varios países europeos se han convertido recientemente en blanco de actividades sospechosas y no identificadas de drones cerca de infraestructuras críticas, lo que llevó a la Unión Europea a coquetear con esa idea: un “muro” defensivo contra los drones que aprovecharía el conocimiento acumulado en Kiev.
Los expertos dicen que si bien los ejércitos extranjeros no están obligados a copiar todas las tácticas ucranianas, sí deberían incorporar conocimientos clave compartidos con ellos, empezando por la capacidad de construir rápidamente sistemas defensivos.
“Nadie debería pensar que pueden almacenar millones de drones (o contramedidas), no pueden simplemente almacenarlos en un almacén, e incluso si lo hicieran, no deberían esperar que sean útiles dada la rapidez con la que están cambiando las cosas”, dijo Scott Boston, analista senior de defensa de RAND.
En Ucrania, las armas largas se convierten en una defensa desesperada contra los pequeños drones
“El método ucraniano es más barato, más rápido y se prueba en vivo contra un adversario activo, y el conocimiento del espectro electromagnético es extremadamente relevante, ya que Rusia adapta e introduce con frecuencia nuevas técnicas de guerra electrónica”, añadió.
En un discurso reciente, Zelensky señaló que el potencial de Kiev en el sector de producción de drones y misiles alcanzará los 35 mil millones de dólares en 2026, con alrededor del 40% de las armas actualmente desplegadas en el frente fabricadas localmente o con la participación de empresas locales.
Un área de transferencia de conocimientos que beneficiaría a las fuerzas occidentales es la implementación operativa de sistemas antidrones, tanto a nivel táctico como de mando superior.
Esto significa integrar capacidades anti-drones en las unidades militares existentes, como algunos países ya han comenzado a hacer, y distribuir la responsabilidad de utilizar drones en toda la fuerza.
Federico Borsari, investigador no residente del Centro de Análisis de Políticas Europeas, señala que Ucrania ha adquirido experiencia con combinaciones óptimas de sensores e interceptores, como cohetes guiados de bajo costo, interferencias de banda ancha y cañones antiaéreos informados por una red multiespectral de sensores.
Transferencia de conocimiento
Tras las incursiones con aviones no tripulados del mes pasado, Polonia y Dinamarca han optado por traer expertos ucranianos para que les ayuden a entrenar mejor a sus tropas para responder a estos incidentes.
Según Yevgeniya Gaber, investigadora no residente del Consejo Atlántico, este tipo de visitas son una práctica que podría generalizarse como medio de transferencia de conocimientos.
“Ninguna simulación, ejercicio u observación puede replicar lo que sucede cuando miles de drones, misiles y sistemas de guerra electrónica operan simultáneamente en un entorno de guerra real; para el aprendizaje operativo, los instructores ucranianos y las operaciones con drones pueden ayudar a entrenar (otras) fuerzas europeas”, dijo.
Destacó que también será crucial incluir visitas a Ucrania para que los aprendices europeos de drones obtengan una comprensión concreta de cómo funcionan los sistemas antidrones en combate.
A corto plazo, los expertos creen que esta asociación podría materializarse mediante la cooperación industrial directa y la inversión en capacidades ucranianas para acelerar la producción de sistemas probados.
Para las empresas europeas, el acceso a los datos de rendimiento de Ucrania obtenidos de los combates será extremadamente valioso para perfeccionar sus propias tecnologías, dijo Borsari.
“Pero para que esto suceda, es necesario establecer incentivos relacionados con las oportunidades de mercado común y la salvaguardia de la propiedad intelectual”, añadió.
La UE se comprometió recientemente a gastar un total de 2.000 millones de euros en drones con Ucrania, una situación potencialmente beneficiosa para todos que permitiría al país devastado por la guerra aumentar la producción y al bloque beneficiarse de la tecnología.
Su colaboración también podría implicar el desarrollo conjunto de nuevos sistemas con ingenieros ucranianos o invertir en ellos desde la fase de diseño, dijo Gaber.
Las cosas ya están avanzando en esta dirección. Dinamarca y Ucrania firmaron un acuerdo el 6 de octubre que permitirá a las empresas de defensa ucranianas establecer una producción conjunta en el país nórdico, una medida que se espera que vaya acompañada de intercambios de tecnología.