NAIROBI, Kenia (AP) — Raila OdingaEl ex primer ministro de Kenia y eterno candidato presidencial cuyas campañas populistas sacudieron a las autoridades y le dieron una enorme influencia sobre la política en su país de África Oriental, murió el miércoles de un ataque cardíaco mientras viajaba por la India. Tenía 80 años.
Su muerte fue confirmada por el hospital Devamatha, en el estado indio de Kerala, a donde fue trasladado tras desplomarse durante una caminata matutina. Un comunicado del hospital dijo que Odinga sufrió un paro cardíaco y no respondió a los esfuerzos de reanimación.
Odinga había firmado recientemente un pacto político con el presidente de Kenia, William Ruto, que incluía la participación de su partido de oposición en el desarrollo de políticas gubernamentales críticas y el nombramiento de sus miembros para el gabinete.
Pero su ambición era convertirse en presidente de Kenia, y se postuló cinco veces en tres décadas, y a veces con suficiente apoyo como para que muchos creyeran que podía ganar. Su momento más cercano a la presidencia fue en 2007, cuando perdió por poco ante el actual presidente Mwai Kibaki en unas elecciones disputadas y marcadas por la violencia étnica.
La política keniana siempre ha tenido una dimensión tribal, y Odinga, miembro del grupo étnico Luo en la provincia de Nyanza, en el oeste de Kenia, ha pasado su vida política tratando de navegar el paisaje de una manera que podría llevarlo a la Casa de Estado, la residencia oficial de la presidencia de Kenia en Nairobi, la capital.
Aunque nunca logró el éxito, para muchos fue una figura venerada y un estadista cuyo activismo ayudó a alejar a Kenia del gobierno unipartidista y acercarla a una vibrante democracia multipartidista.
Odinga alcanzó la cima de sus poderes como político durante la carrera presidencial de 2007, ganándose el apoyo de líderes de otras tribus que se unieron a su alrededor. Atrajo multitudes tan grandes en actos de campaña en todo Kenia que muchos observadores creyeron que había llegado su momento.
Aunque Kibaki, miembro de la etnia Kikuyu, había obtenido buenas cifras económicas durante su primer mandato, su gobierno se había visto debilitado por escándalos de corrupción y parecía desesperado contra el equipo rival de Odinga. Los resultados oficiales (44% para Odinga y 46% para Kibaki) fueron los más ajustados en la historia de Kenia.
El bando de Odinga rechazó el resultado, provocado en parte por una autoridad electoral poco fiable, cuyo líder dijo más tarde que no sabía si Kibaki había ganado las elecciones.



