1 abril 2025

Skyr: el ‘falso’ yogur islandés que ha conquistado a los amantes de la gastronomía y el deporte

Si tiene el aspecto del yogur, la textura del yogur, el sabor del yogur y se consume como tal, lo lógico sería pensar que es un yogur. Sin embargo, esta lógica no se aplica al skyr, un producto que en muchas ocasiones se etiqueta como “yogur islandés”, pero que en realidad es un queso.

A pesar de su naturaleza láctea, el skyr se ha hecho un hueco en el mercado sin hacer mucho ruido pero con gran rapidez. Su popularidad ha crecido hasta el punto de que las grandes cadenas de supermercados han lanzado sus propias versiones, no solo en su formato natural, sino también con sabores afrutados o en presentaciones líquidas para beber. Si formas parte del mundo foodie o sigues las tendencias gastronómicas, es muy probable que el skyr ya haya entrado en tu dieta. Se ha convertido en un “superalimento”, tan codiciado hoy como en otras épocas lo fueron el Santo Grial o el Arca de la Alianza.

Aunque técnicamente no es un yogur, no es del todo incorrecto considerarlo como tal, ya que sus similitudes son evidentes. Este lácteo es un producto básico en Islandia, donde se consume desde hace siglos. En un país donde las ovejas superan en número a los habitantes, aprovechar la leche del ganado siempre ha sido una prioridad. Las familias islandesas elaboraban skyr de manera artesanal, con un proceso similar al que se emplea para producir requesón.

Desde un punto de vista nutricional, el skyr es un queso fresco comparable a los batidos proteicos utilizados en dietas para perder peso. En Europa Central y el Reino Unido, el quark es más común, pero los tres productos guardan similitudes. Sin embargo, el skyr destaca por su consistencia cremosa, que recuerda a la de una mousse. Se consume con cuchara y tiene un sabor ligeramente más ácido que el yogur tradicional, aunque esto puede variar según la marca. Su sabor neutro permite combinarlo con ingredientes dulces o salados sin alterar su esencia.

Actualmente, el skyr se comercializa en todo el mundo, lo que ha generado debates sobre su autenticidad y origen. Ante esta expansión global, los productores islandeses intentaron obtener para el skyr una Denominación de Origen Protegida, lo que habría limitado su fabricación exclusiva a Islandia. Sin embargo, esta medida habría supuesto una restricción en su comercialización a gran escala, ya que la producción láctea del país no sería suficiente para abastecer la creciente demanda. Por esta razón, la solicitud fue rechazada en 2015. Paralelamente, su popularidad alcanzó un nuevo nivel cuando una conocida cadena de cafeterías internacionales, famosa por sus precios elevados, comenzó a venderlo en sus establecimientos.

Así, el skyr se ha consolidado como un alimento de moda, ganándose un lugar en los refrigeradores de los consumidores que buscan opciones saludables, altas en proteínas y con bajo contenido en grasas. Aunque su origen sea islandés, su expansión parece imparable.