Brasil registró el año pasado su mayor caída anual en emisiones de gases de efecto invernadero desde 2009, según mostraron estadísticas publicadas el lunes, dando un impulso al presidente de izquierda Luiz Inácio Lula da Silva mientras se prepara para albergar conversaciones de la ONU sobre el clima.
Las emisiones brutas en el país más grande de América Latina cayeron un 16,7 por ciento interanual, según el Observatorio Climático de Brasil, una red de ONG ambientalistas.
La reducción de las emisiones se ha atribuido al éxito del gobierno de Lula en la lucha contra la deforestación.
“Los nuevos datos muestran el impacto de la reanudación del control de la deforestación por parte del gobierno federal después de una falta de control deliberada entre 2019 y 2022”, dijo el observatorio en un comunicado de prensa.
El comentario se refería al predecesor de extrema derecha de Lula, Jair Bolsonaro, un escéptico climático, bajo cuyo liderazgo se aceleró la deforestación ilegal, particularmente en el Amazonas.
Lula derrotó a Bolsonaro en las elecciones de octubre de 2022 para ganar un tercer mandato.
Se ha comprometido a lograr una deforestación cero para 2030.
Desde el regreso de Lula a la presidencia, la tasa de deforestación en el Amazonas, el bosque tropical más grande del mundo, ha seguido disminuyendo.
A pesar de las buenas noticias sobre las emisiones, el observatorio advirtió que la economía de Brasil estaba generando preocupaciones sobre el compromiso del gobierno con sus objetivos climáticos.
Llamó la atención sobre el controvertido apoyo de Lula a un enorme proyecto petrolero en alta mar cerca de la desembocadura del río Amazonas.
El mes pasado, Petrobras comenzó a perforar en busca de petróleo en la región de Foz de Amazonas después de ganar una batalla ambiental de cinco años para obtener permiso para explorar el área.
Lula insiste en que los ingresos del petróleo ayudarán a financiar la transición climática en Brasil.
Los críticos lo acusan de una postura contradictoria cuando insta a los líderes mundiales a intensificar la lucha contra el cambio climático antes de las negociaciones de la COP30 en la ciudad amazónica de Belem del 10 al 21 de noviembre.
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