En dificultades, el primer ministro francés, Sébastien Lecornu, mantuvo su cargo después de sobrevivir a dos mociones de censura en el Parlamento el jueves, una presentada por la extrema izquierda y otra por la extrema derecha.
Una moción presentada por Francia Insumisa, partido de extrema izquierda, obtuvo el apoyo de 271 diputados, 18 menos de los 289 necesarios para obtener la mayoría.
Poco después, una moción patrocinada por la ultraderechista Agrupación Nacional de Marine Le Pen y sus aliados fue rechazada, recibiendo el apoyo de 144 diputados de los 577 escaños de la Asamblea Nacional.
Se esperaba que Lecornu sobreviviera a las votaciones después de asegurarse el apoyo de los socialistas al suspender una impopular reforma de las pensiones que habría elevado la edad de jubilación de 62 a 64 años.
“Pongámonos a trabajar”, dijo Lecornu después de abandonar la asamblea tras las votaciones, que siguieron a semanas de crisis política.
El predecesor de Lecornu, François Bayrou, perdió un voto de confianza a principios de septiembre sobre el presupuesto de austeridad que había propuesto para el próximo año.
Luego, el presidente Emmanuel Macron nombró a Lecornu, quien renunció después de menos de cuatro semanas, antes de ser reelegido el viernes.
El gabinete francés y la Asamblea Nacional enfrentan ahora la tarea de aprobar un presupuesto de austeridad destinado en parte a frenar la creciente deuda nacional del país.
La poderosa confederación sindical CGT anunció protestas el 6 de noviembre, acusando al presupuesto de imponer una carga a los jubilados. También se espera que la asamblea debata el futuro a largo plazo del sistema de pensiones del país.
Los observadores ven la reelección de Lecornu como la última oportunidad de Macron de completar su segundo mandato, que finalizará en 2027, sin más pérdidas de confianza. Los líderes de la oposición e incluso algunos de sus antiguos partidarios han cuestionado si debería permanecer en el poder.
La deuda nacional de Francia asciende actualmente al 114% del producto interno bruto, la tercera más alta de la Unión Europea después de Grecia e Italia.
El déficit presupuestario anual es del 5,8%. Ambas cifras están muy por encima de las normas de la UE y Francia está sujeta a un procedimiento europeo de déficit excesivo desde julio de 2024. Lecornu pretende reducir el déficit presupuestario al 4,7% para 2026.
Incluso si se aprueba el presupuesto, el apoyo que Lecornu recibió el jueves de los legisladores probablemente no pondrá fin a la agitación política en Francia.
Desde las elecciones legislativas anticipadas convocadas por Macron a mediados de 2024, la Asamblea Nacional ha estado dividida en varios bloques políticos, ninguno de los cuales tiene una mayoría gobernante ni puede formar una coalición estable. El gabinete Lecornu constituye ya el cuarto gobierno desde esta votación.