El primer ministro francés, Sébastien Lecornu, se enfrenta el jueves a dos mociones de censura en el Parlamento, aunque sus posibilidades de ser derrocado se consideran escasas.
Lecornu anunció el martes la suspensión de una impopular reforma de las pensiones que elevaba la edad de jubilación de 62 a 64 años, una medida política clave del segundo mandato del presidente Emmanuel Macron.
La concesión aseguró a Lecornu el apoyo de los socialistas, que habían exigido la pausa como condición para tolerar al frágil gobierno de centroderecha.
Pero los legisladores franceses no están sujetos a la línea de votación partidista, lo que hace que el resultado de las mociones de censura presentadas por partidos de izquierda y extrema derecha esté lejos de ser seguro.
Si Lecornu sobrevive a la votación, su gobierno podrá continuar la difícil tarea de intentar aprobar el presupuesto del próximo año, que incluye enormes recortes de gastos y medidas fiscales.
Una derrota probablemente conduciría a la disolución del Parlamento y a nuevas elecciones, ya que se considera poco probable que Macron vuelva a nombrar un nuevo primer ministro para formar gobierno.
Desde las elecciones legislativas anticipadas convocadas por Macron a mediados de 2024, la Asamblea Nacional ha estado dividida en varios bloques políticos, ninguno de los cuales tiene una mayoría gobernante ni puede formar una coalición estable. El gobierno de Lecornu es ya el cuarto gobierno desde esta votación.
La elevada deuda pública del país ha puesto de relieve la necesidad de un acuerdo entre partidos sobre recortes de gastos, pero las profundas divisiones partidistas han agriado el ánimo público y han aumentado la inestabilidad política.
Los dos predecesores inmediatos de Lecornu –Michel Barnier y François Bayrou– perdieron votos de confianza mientras intentaban impulsar impopulares medidas de austeridad en la segunda economía más grande de la eurozona.