El Ministro de Finanzas alemán, Lars Klingbeil, pidió medidas más duras contra Rusia antes de una reunión de alto nivel en la Cancillería el jueves para discutir formas de reactivar el atribulado sector siderúrgico de Alemania.
Pronto debería producirse “un cese total de todas las importaciones de acero de Rusia”, dijo Klingbeil a dpa.
“Los desbastes de acero producidos en Rusia y posteriormente procesados en la UE siguen exentos de sanciones”, afirmó Klingbeil, que también es vicecanciller. “No se puede explicar a nadie que trabaje en nuestra industria siderúrgica por qué Europa sigue manteniendo el mercado abierto para (el presidente ruso Vladimir) Putin”.
Los desbastes de acero son un material precursor utilizado en la producción de láminas y bobinas.
Klingbeil añadió que la respuesta al exceso de capacidad global y al dumping de precios también debe ser “más patriotismo europeo”, lo que significa más producción nacional y un mayor enfoque en acero de alta calidad y respetuoso con el clima procedente de Alemania y Europa.
“En áreas importantes como las infraestructuras y la industria automovilística, deberíamos dar prioridad al acero producido aquí”, afirmó.
El canciller alemán, Friedrich Merz, recibirá el jueves a representantes de la industria siderúrgica del país, con el objetivo de apoyar a los fabricantes nacionales bajo la presión de los nuevos aranceles estadounidenses, la competencia de China y una caída de la demanda de los fabricantes de automóviles en dificultades.
La reunión, denominada “Cumbre del Acero”, reunirá a Klingbeil, la ministra de Economía Katherina Reiche y la ministra de Trabajo Bärbel Bas, así como a líderes de los estados alemanes que albergan empresas siderúrgicas.
Las negociaciones tienen como objetivo adoptar medidas para fortalecer la resiliencia y las relaciones comerciales, mientras que los precios de la energía también están en la agenda, según un portavoz del gobierno.
La industria siderúrgica bajo presión
La industria siderúrgica de Alemania, con diferencia la más grande de la Unión Europea, ha sentido los efectos de la crisis que golpea al importante sector automovilístico del país, con una caída de la demanda de los fabricantes de automóviles, al tiempo que enfrenta precios más altos de la energía y competencia de productos chinos más baratos.
Los esfuerzos por cambiar a una producción más respetuosa con el clima también están elevando los costos, junto con los nuevos aranceles estadounidenses del 50% sobre el acero y el aluminio.
La administración Merz, que asumió el cargo en mayo, ha convertido en una prioridad máxima garantizar que la economía más grande de Europa vuelva a crecer después de dos años consecutivos de recesión.
El 7 de octubre, la Comisión Europea propuso reducir el volumen de las importaciones de acero libres de impuestos en el bloque a casi la mitad y duplicar los aranceles al 50% para todas las importaciones fuera del bloque, para proteger a los productores europeos de la competencia barata de países como China.



