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Los funcionarios públicos han sido atacados y los parlamentarios han sido asesinados. Pero impediremos que el miedo destruya nuestra política | Dan Jarvis

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miTodos los días escucho historias terribles sobre el abuso sufrido por personas que se presentan para representar a su comunidad y servir a nuestro país. Es impactante el nivel de acoso e intimidación que enfrentan los miembros de nuestro parlamento, nuestros ayuntamientos y otros miembros de la administración pública. Cada historia que escucho solo aumenta mi determinación de evitar que esto suceda y mantener seguros a quienes sirven.

Los horrendos asesinatos de mis amigos Jo Cox y David Amess no fueron tragedias aisladas. Enviaron ondas de choque a través del Parlamento y de nuestra democracia. Su pérdida dejó tras de sí un dolor y un miedo que dan forma a nuestra política.

Un debate político sólido sigue siendo una parte esencial de nuestra democracia: debe ser protegido. Sin embargo, los crecientes abusos que enfrentan quienes ocupan cargos públicos no son parte de este discurso.

En las elecciones generales del año pasado, más de la mitad de todos los candidatos ha sido víctima de abuso o acoso. Casi todos los parlamentarios actuales han experimentado esto.

Algunos parlamentarios en ejercicio están empezando a autocensurarse; cambiando la forma en que llevan a cabo su vida diaria y la forma en que interactúan con los votantes, incluso lo que dicen y tal vez la forma en que votan, por preocupación por su seguridad y la de su personal y sus familias.

La diversidad de personas dispuestas a postularse para cargos públicos está disminuyendo. Algunos partidos ya están teniendo más dificultades para reclutar mujeres. Ellos usan el un peso aplastante amenazas y abusos en línea y, repugnantemente, a menudo están sexualizados. Mientras tanto, el abuso que enfrentan quienes ocupan cargos públicos como alcaldes, concejales y comisionados policiales contra delitos –e incluso los candidatos a estos cargos– es ahora mucho peor que en el pasado. Hemos visto una escalada preocupante, tanto en línea como en persona.

Se arrojaron ladrillos a través de las ventanas mientras los niños dormían. Amenazas enviadas por correo. El personal ha sido víctima de viles abusos en línea. Y muchos han sido acosados ​​verbal y físicamente en la calle principal de su barrio. Hablo con los afectados y sé cuán profundamente les afecta a ellos y a sus familias. Si no se hace nada, tendrá un efecto paralizador en nuestra democracia: personas buenas se harán a un lado y otras decidirán no avanzar en primer lugar.

Corremos el riesgo real de ver menos voces contribuyendo a nuestro debate nacional y nuestra democracia será aún más pobre. Nadie debería verse disuadido de postularse para un cargo público porque tema por su seguridad.

Si no nos unimos contra esto, nuestra democracia se verá socavada insidiosamente por una erosión de la voz sutil, persistente y profundamente corrosiva. No estoy preparado para aceptar esto como una especie de nueva normalidad.

Una celebración de la vida del diputado laborista asesinado Jo Cox en Trafalgar Square, Londres, el 22 de junio de 2016. Fotografía: Justin Tallis/AFP/Getty Images

Como Ministro de Seguridad, estoy plenamente comprometido y decidido a garantizar que quienes participan en nuestra democracia sean protegidos y los responsables sean disuadidos y castigados.

Por eso proponemos una nueva ley para restringir las protestas fuera de los hogares de los funcionarios públicos.

Esta sólida medida responde a la legislación existente, que no refleja adecuadamente el impacto de las protestas en los domicilios privados de titulares de cargos públicos, ni tiene en cuenta la naturaleza de las protestas que vemos cada vez con más frecuencia: sostenidas, selectivas y diseñadas para intimidar.

En Gran Bretaña debemos permanecer fieles al principio de que el servicio público nunca debe realizarse a expensas de la seguridad personal. Sin embargo, en los últimos años hemos visto protestas deliberadamente programadas para coincidir con niños que se van a la escuela, familias desorganizadas en sus propios hogares y funcionarios electos obligados a sopesar su deber con el bienestar de sus seres queridos.

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Así no es como debería ser. No podemos llevar el desacuerdo político a la puerta de la familia de alguien. No debemos hacer de los niños la garantía de una campaña. No podemos utilizar la intimidación como herramienta de persuasión. El respeto –unos a otros, a nuestras instituciones y a la privacidad de quienes sirven– es absolutamente fundamental para nuestra democracia.

El derecho a la protesta pacífica no está en duda. Esta es una libertad muy apreciada y hay muchos lugares apropiados para ejercerla: los espacios públicos y el propio Parlamento. Pero el umbral de una casa particular no es uno de ellos.

Esta nueva legislación es una medida necesaria y proporcionada para garantizar la participación democrática y garantizar que quienes sirven puedan hacerlo sin temer por sus familias. Se trata de trazar un límite, no contra las protestas, sino contra la intimidación.

Esto es parte de una estrategia más amplia para fortalecer las protecciones democráticas que este Gobierno está proponiendo, a través del Grupo de Trabajo para la Defensa de la Democracia, que presido y que trabaja en estrecha colaboración con la policía y el Parlamento.

No abandonaré este trabajo para proteger nuestras instituciones y procesos democráticos. El servicio público nunca debe suscitar temor por su seguridad. Todos tenemos un papel que desempeñar en la defensa de nuestra democracia contra quienes buscan socavarla. No se debe permitir que la intimidación gane.

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Faustino Falcón
Faustino Falcón es un reconocido columnista y analista español con más de 12 años de experiencia escribiendo sobre política, sociedad y cultura. Licenciado en Ciencias de la Comunicación por la Universidad Complutense de Madrid, Faustino ha desarrollado su carrera en medios nacionales y digitales, ofreciendo opiniones fundamentadas, análisis profundo y perspectivas críticas sobre los temas m A lo largo de su trayectoria, Faustino se ha especializado en temas de actualidad política, reformas sociales y tendencias culturales, combinando un enfoque académico con la experiencia práctica en periodismo. Sus columnas se caracterizan por su claridad, rigor y compromiso con la veracidad de los hechos, lo que le ha permitido ganarse la confianza de miles de lectores. Además de su labor como escritor, Faustino participa regularmente en programas de debate televisivos y podcasts especializados, compartiendo su visión experta sobre cuestiones complejas de la sociedad moderna. También imparte conferencias y talleres de opinión y análisis crítico, fomentando el pensamiento reflexivo entre jóvenes periodistas y estudiantes. Teléfono: +34 612 345 678 Correo: faustinofalcon@sisepuede.es